Tal y como dice la imagen que ilustra esta entrada, los maestros debemos estar dispuestos a aprender continuamente. No solo con la realización de cursos y actividades formativas periódicamente, sino también en el día a día, junto a nuestro alumnado y también mediante la reflexión continua sobre nuestra práctica docente.
Septiembre es un mes clave para los maestros, especialmente cuando empiezas con una nueva tutoría. Yo diría que es el momento del curso en el más te juegas, porque si causas una buena impresión en los chicos y chicas, les tienes en el bolsillo y todo lo que plantees a partir de ahí será sencillo. Pero como no te ganes sus simpatías en ese momento, será muy difícil que tengas autoridad y que puedas ganártelos a posteriori.
Para ello, resulta importantísimo tener una buena unidad de acogida y evaluación inicial. Yo estoy muy contento con la mía. Me ayuda a conocer al alumnado, sus necesidades tanto grupales como individuales y me sirve como punto de partida para planificar el resto del curso. Además, resulta divertida y motivadora, por lo que no se le puede pedir más. Obviamente, siempre se podrá mejorar, tal y como fui contando en el diario que compartí con vosotros en este mismo blog.
Respecto a mi rol en el aula, también estoy bastante satisfecho con el mismo. Poco a poco, voy cambiando el papel de maestro tradicional para convertirme en un "orientador de aprendizajes", una especie de guía que no tiene todas las respuestas sino que les ayuda a encontrarlas por sí mismos. Creo que sé motivarles y conseguir que vengan a gusto al colegio, y estoy muy contento por ello. Eso sí, el reto será mantener ese comportamiento durante todo el curso, que no me venza el cansancio y me acomode en un rol más clásico.
Pero no todo es de color de rosa en este principio de curso. Lamentablemente y a pesar de todos mis esfuerzos e intenciones, sigo "secuestrado" por los libros de texto. No será una tarea fácil desprenderme definitivamente de ellos, y no será por falta de ganas o de convencimiento de que es lo mejor. Simplemente es por falta de tiempo para trabajar el currículo de todas las asignaturas y preparar los materiales necesarios para trabajarlo correctamente. Además, este curso estoy teniendo serios problemas con S.M., la editorial que nos suministra los libros de texto. A estas alturas de curso, todavía no dispongo de las guías del profesor ni de las programaciones de aula...
Y hablando de programaciones, éste es el otro aspecto que más insatisfacción me ha producido durante este mes. De nuevo, seguimos enfrascados en una burocracia farragosa e inútil, con la redacción de programaciones didácticas y de aula que se limitan a un mero copia-pega de lo que nos facilitan las editoriales o de lo que ya teníamos hecho de cursos anteriores. Unos documentos que deberían ser la "Biblia" del maestro, se convierten en algo que se realiza para cubrir el expediente, con el convencimiento de que nunca nadie lo leerá.
En conclusión, estoy muy contento por este inicio de curso, pero sobre todo por el grupo de alumnos con el que me ha tocado trabajar. Les veo contentos, con ganas de aprender y abiertos a cualquier propuesta que se les realice. Estoy convencido de que vamos a hacer grandes cosas en este curso y a pasarlo muy bien en el proceso.
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