Llego, por fin, a mi última entrada de este diario de las no-vacaciones. En realidad, no ha sido toda una jornada más de trabajo, sino un rato, no muy largo, pero necesario.
Lunes, 6 de julio de 2015
9'00 - 10'30: toca ordenar la clase. Con todo el trabajo burocrático de las semanas anteriores, no había tenido tiempo de entrar en el aula para dejarla ordenada y en condiciones. Hoy, en esta hora y media de trabajo, me he dedicado a vaciar carpetas, clasificar documentos y, sobre todo, a tirar todo aquello que ya no me va a hacer falta más. Así pues, una vez hecho esto, cierro la clase hasta septiembre.
Ahora sí. A partir de mañana, todos aquellos que así lo deseéis ya podéis empezar a criticarme. Sí. Me voy de vacaciones. De todos modos, mi trabajo no es de esos en los que cierras la persiana y no vuelves a saber nada en todo el periodo vacacional. Entre otras cosas, me llevo en el maletero de mi coche varios libros relacionados con la docencia que pienso leer tranquilamente, así como el ordenador portátil. Y, por supuesto, una lista importante de tareas que voy a tener que hacer como preparación para el próximo curso. Con una diferencia. Las haré cuando tenga ganas, sin obligaciones horarias. Felices vacaciones a todos.