Uno de los pilares fundamentales
en el que debe cimentarse el cambio de modelo de escuela que venimos demandando
desde hace cierto tiempo es el refuerzo de la competencia clave APRENDER A
APRENDER en nuestro alumnado. Para ello, un factor básico puede ser la creación
de su PLE (Entorno Personal de Aprendizaje). Con ello, además de practicar otra
competencia muy importante en esta era, como es la digital, vamos a ayudarles a
sentar las bases de la que, en mi humilde opinión y como ya he comentado antes,
debe ser la competencia fundamental: aprender a aprender. Pero además, nos deja
abiertas grandes posibilidades para establecer cauces de comunicación entre el
propio alumnado, entre ellos y el maestro, etc.
Sin embargo, antes de lanzarse a
realizar una propuesta concreta, creo que para ello es importante conocer el
nivel del alumnado en el uso de herramientas digitales, y los recursos de los
que disponen. Ésta no debe ser una actividad aislada que se realice en un curso
concreto, sino que debería usarse en todos los casos, cada vez que un tutor
empieza con un nuevo grupo. Yo, al menos, así pienso hacerlo. Aunque en esta
ocasión haya realizado la encuesta a finales del segundo trimestre, mi
intención es incluirla en una “Unidad de Acogida y Evaluación Inicial”, de modo
que los alumnos me la completen durante la primera semana del mes de
septiembre, y yo pueda analizarla, sacar las conclusiones que de ella se
deriven y tomar las decisiones oportunas, planteándome una serie de acciones a
realizar a lo largo del curso. En mi caso, ahora mismo trabajo en 6º Primaria,
y mis expectativas son que el año que viene seré tutor de un grupo de 5º de esa
misma etapa educativa.
Con respecto a los resultados
obtenidos en la encuesta de este curso, quisiera compartir los resultados
obtenidos con todos vosotros, así como el análisis y las conclusiones que yo
extraigo. Tengo curiosidad por realizar esta encuesta con otros grupos para
poder comparar las respuestas, pero intuyo que el entorno en el que se sitúa la
escuela en la que yo trabajo, así como el nivel socioeconómico de las familias
que traen aquí a sus hijos, será un factor determinante y no voy a encontrar
grandes diferencias.
Mi primera impresión es que
siguen existiendo grandes diferencias en los recursos que manejan los alumnos
en sus casas, y por tanto, el nivel inicial de conocimientos con respecto a las
TIC es muy desigual. Sería, por tanto, un error, diseñar actividades uniformes
para todos, ya que el punto de partida es distinto. La brecha digital de la que
tanto se ha hablado, sigue existiendo, y se convierte en un factor a tener muy
en cuenta a la hora de diseñar cualquier metodología. También es cierto que el
porcentaje de alumnos que no tiene acceso en sus hogares a ningún recurso
tecnológico es cada vez menor, y posiblemente la tendencia siga siendo esa,
pero eso no lo podré comprobar hasta dentro de unos años.
Por lo que respecta a la posesión
de recursos tecnológicos, los resultados obtenidos señalan que los dispositivos
móviles son predominantes. Eso es una baza importante que juega a nuestro
favor. La gran mayoría del alumnado podría traer al aula bien un ordenador
portátil, bien una tableta o incluso un teléfono móvil. Por tanto, lo
importante sería diseñar actividades no en función de un dispositivo concreto,
sino buscando conseguir un objetivo que se pueda alcanzar a través de cualquier
medio digital. Para ello, la metodología “Mobile Learning” tiene un potencial
enorme, pero ojo, porque resulta fundamental no perder una de sus principales
virtudes, que es precisamente la de tratarse de medios móviles, que se pueden
trasladar con facilidad. Quedarse en el aula para trabajar con ellos puede ser
útil en algunas ocasiones, pero corremos el riesgo de que simplemente se
sustituya un soporte tradicional (libreta, libro de texto y pizarra) por otro
más tecnológico, sin que haya de por medio ningún otro cambio metodológico.
En segundo lugar, por lo que
respecta al uso de recursos, valoro muy positivamente el hecho de que el
alumnado disponga de cuenta de correo electrónico propia, mayoritariamente.
Trabajándolo un poco, y con cuidado de no excluir a nadie, esto se puede
convertir en un potente instrumente de comunicación entre el profesorado y el
alumnado. Además, el mayor porcentaje de alumnos disponen de cuenta con Gmail,
pero desconocen los usos y las posibilidades que se le puede dar a Google +. Se
me ocurren muchas actividades motivadoras que podemos realizar a través de sus
herramientas: escritura colaborativa (Google Drive), debates sobre temas de
actualidad (comunidades), agenda virtual (Google Calendar)… Sería importante,
eso sí, aprender a usarlo en clase para que luego puedan trasladar lo aprendido
a sus casas. Siempre, claro está, sin que ello suponga una obligación, o bien
ofreciendo alternativas a aquellos que en sus hogares no puedan acceder a
Internet. Ahora bien, la encuesta me ofrece un dato muy revelador: el uso
mayoritario de “Whatsapp” entre el alumnado. Creo que, en lugar de “demonizar”
el móvil, podríamos convertirlo en otro recurso muy valioso, con la creación de
un grupo de la clase, administrado por el tutor, que sirva para el intercambio
de ideas, resolución de dudas… Usando estos recursos que he nombrado
anteriormente, tal vez dejaría de lado el uso de las redes sociales para cursos
más avanzados.
Por último, quisiera detenerme
unos momentos en los principales usos que realiza el alumnado de sus recursos.
Respecto al tema de las descargas, me gustaría usarlo como un contenido
transversal, para reflexionar sobre todo aquello relativo a licencias,
piratería, derechos de autor, etc. De la comunicación ya he hablado antes, y no
quiero volver sobre ello. Sí que me parece muy interesante, y seguro que para
el alumnado es atractivo y motivador, tomar el juego como eje para algunas
actividades de aprendizaje. Entramos aquí en otra metodología muy en auge en la
actualidad, y sin embargo, poco explotada en nuestras aulas, como es la
“gamificación”. Ahora mismo, no me veo capaz de extenderme demasiado en este
aspecto, pero trataré de documentarme y buscar experiencias ya existentes antes
de diseñar actividades que incluyan esta metodología. Y, por último, sí que me
gustaría reforzar uno de los aspectos menos explotados por este grupo de
alumnos: la lectura. Dando respuesta además al currículo LOMCE de Primaria, me
gustaría empezar el día, sistemáticamente, con la lectura (si consigo que todo
el alumnado disponga de un medio tecnológico propio) de una noticia de
actualidad, seleccionada por mí, la cual se aprovecharía después como punto de
partida para otra actividad de cualquier otra asignatura.
¿Difícil? Sí, pero no imposible.
¿Apasionante? Para mí, mucho. ¿Y para vosotros?