Recientemente tuve la oportunidad de participar en un "hangout" en directo, al que se llamó MOOCafé, con otros educadores. Durante el tiempo que duró el evento pudimos compartir nuestras inquietudes, preocupaciones, y también nuestra visión de futuro acerca de la escuela. Todos unánimemente coincidimos en que es necesario rediseñar el modelo de escuela actual, para adaptarlo a las necesidades, presentes y futuras, de la sociedad. Y también teníamos claro que el motor fundamental de ese cambio debemos ser los propios maestros y profesores que trabajamos en esas escuelas.
Esa parte de la conversación me trajo a la cabeza un capítulo del libro "Directivos de Escuelas Inteligentes", de Lourdes Bazarra y Olga Casanova, que ya reseñé anteriormente en este mismo blog. En ese capítulo se enumeran las cualidades que debería poseer un buen educador. Cito literalmente:
RASGOS DE UN BUEN EDUCADOR DEL FUTURO
1.
Orientador de aprendizaje
2.
Facilitador del aprendizaje: su objetivo
prioritario será que los alumnos aprendan
3.
Maestro + mentor o tutor + coach o entrenador
4.
Profesional excelente: ni mediocre, ni vago ni
del montón.
5.
Auditor de los aprendizajes.
6.
Persuasivo y seductor: provoca y moviliza el
deseo de aprender
7.
Hace su materia interesante, porque él será
alguien interesante
8.
Conoce a sus alumnos
9.
Experto en Ciencias del Aprendizaje
10.
Especialista en Neurociencia, metaprendizaje,
cómo aprende la mente, cómo funciona el cerebro
11.
Innovador en recursos metodológicos, en diseñar
diferentes situaciones de aprendizaje y en técnicas de aprendizaje
12.
Usuario de tecnologías de la información y la
comunicación en el aula diaria, en permanente revisión y actualización
13.
Aprendiz permanente y a lo largo de toda su vida
que practica la humildad y la curiosidad
14.
Persona con cultura amplia: cultura profesional,
cultura de equipo, cultura de gestión y mejora en el aula
15.
Persona con mundo, con mirada amplia, con
experiencia en la vida
16.
Versátil, interdisciplinar y de una cultura rica
y llena de contrastes
17.
Practica y desarrolla muchas aficiones y
aprendizajes
18.
Un explorador, un viajero, no un turista
fotografiando las mismas cosas que todos
19.
Alguien que entra en el aula “con el periódico”
ya leído
20.
Maneja con soltura el feed-back, el trabajo en
equipo y la comunidad de aprendizaje
21.
Conectado y miembro en red de comunidades de
aprendizaje y sociales
22.
En formación permanente; formación que se
convertirá en transformación al ser aplicada
23.
Profesional con habilidades emocionales y
sociales en uso
24.
Trabajador que poseerá una gran resiliencia, es
decir, una gran capacidad para recuperarse, recobrar rápida y eficientemente la
fortaleza y el espíritu frente a la adversidad
25.
Experto en el tratamiento de la información, en
un mundo con exceso y saturación de la misma
26.
Alguien que haga del sentido del humor una de
sus herramientas vitales para el aprendizaje
27.
Un adulto de referencia para los alumnos. No
perfecto, pero sí honesto, interesante y motivador, que haga a los alumnos
apetecible el hecho de crecer y cumplir años
28.
Profesional con tiempo para la formación,
preparación, gestión y que por ello deberá hacer un uso inteligente del tiempo
en su vida profesional
29.
Un educador con menos tiempo de aula que de
preparación y formación
30.
Un experto en evaluación, no un mero corrector
de exámenes
31.
Tendrá una “antena parabólica” para recibir y
percibir lo que está llegando del espacio exterior
32.
Un community manager del aprendizaje
33.
Comprometido, pero con una vida personal que
habrá que respetar y tener muy en cuenta, pues vida personal y profesional van
muy unidas y están muy conectadas
34.
No será alguien perfecto, que no cometa errores
y que no tenga miedo, que no padezca cansancio y estrés, que no se deje llevar
por la incertidumbre, que no necesite vacaciones
35.
Será un profesional en desarrollo constante que
necesita tiempo y cuidados, para luego poder cuidar a los demás.
¿Os veis vosotros mismos como buenos educadores de futuro? ¿Qué rasgos de estos reconocéis en vosotros? ¿Estáis de acuerdo con esta propuesta u os parece irreal? Personalmente, la lectura de este libro me sirvió mucho para autoanalizar mi práctica diaria y mi rol como docente. Espero que a vosotros también os sirva y podamos, incluso, debatirla.