jueves, 20 de febrero de 2014

APRENDER HACIENDO

"Me lo explicaron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo aprendí" (proverbio chino)

¡Si ya lo decían los chinos hace cientos de años! La mejor manera de aprender una cosa, es haciéndola. Y así y todo, en los colegios nos resistimos a "jubilar" definitivamente el libro de texto, la libreta, la pizarra y la clase magistral.
Bueno, me gustaría contaros aquí una experiencia que he puesto en práctica recientemente en el aula. Aprovechando el tema de Conocimiento del Medio en el que trabajamos la electricidad y el magnetismo, después de dar unos brevísimos conceptos teóricos de electricidad básica (componentes de un circuito, etc) propuse al alumnado que aplicaran esos conocimientos en el diseño y montaje de una maqueta que incorporara un circuito eléctrico. Os he preparado una sencilla infografía para que veáis los resultados:

El trabajo se realizó en equipos, de entre 3 - 5 personas, siendo libre la formación de los mismos. De todos modos, les aconsejé que no buscaran inmediatamente a sus amigos, sino que pensaran qué compañeros tienen una mayor creatividad, habilidad manipulativa... El tema de la maqueta también era libre, pero para realizarlo les puse dos condiciones:
1.- Tenían que intentar reducir al mínimo el coste económico del trabajo.
2.- Se tenía que realizar en clase, en el número de sesiones programadas para ello, que era un total de 6.

Tengo que decir que ambas condiciones se cumplieron a la perfección. Respecto a la primera, el grupo que menos dinero invirtió en el trabajo gastó 2€ por alumno, mientras que el que más no superó los 5€. Respecto a la segunda condición, se trataba de evitar que los alumnos fueran ayudados más de la cuenta por adultos, cosa que en otras ocasiones tampoco está mal. Pero como no era el propósito en esta ocasión, había que hacer algo para conseguir que no fuera así. Y lo hicieron en clase, delante de mí.
Aunque en la infografía no se pueda apreciar demasiado bien, considero que el resultado merece la pena. Y no solamente por el producto final ya terminado, sino por todo lo que aprenden en el proceso. Practican activamente habilidades como el trabajo en equipo, el reparto de responsabilidades, la resolución de conflictos... Aparte, claro está de las propiamente manipulativas.
Supongo que muchos os estaréis preguntando cómo se evaluó este trabajo. En realidad, no lo he hecho yo, sino que se han autoevaluado ellos mismos, con la ayuda de una rúbrica específica que les entregué a cada uno antes de empezar el trabajo. De este modo, podían saber qué se esperaba de ellos y qué tenian que alcanzar si querían obtener la máxima nota posible. Os dejo también aquí la rúbrica, por si alguien puede (y quiere) aprovecharla:


Por su parte, el alumnado ha manifestado su satisfacción con este tipo de trabajos, han disfrutado haciéndolo y consideran que han aprendido más que con la lección magistral tradicional. Y yo también estoy muy satisfecho por la respuesta que he observado en ellos, por cómo han trabajado y la gran motivación que me han demostrado.
Ello me lleva a una última reflexión, relacionada con una cuestión que me planteaba recientemente en este blog acerca del uso desmesurado de las TIC. Pienso que no todo debe ser tecnología. Hay otras alternativas fuera de la clase magistral que resultan tan atractivas al alumnado como el uso de tabletas, ordenadores u otros dispositivos electrónicos. Y con las que también tienen muchas habilidades que aprender. Nuestro reto es alcanzar el equilibrio entre todos estos recursos de los que disponemos, diseñando unidades didácticas que las combinen adecuadamente, sin abusar de ninguna pero sin desechar tampoco ninguna. No es fácil. Pero para algo los maestros hacemos de la creatividad una de nuestras mejores aliadas. ¿No os parece?

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