Cuando me siento enfermo voy al médico. Le cuento mis síntomas, los estudia y me receta un tratamiento determinado. Si en alguna ocasión he tenido un problema legal, he consultado a un abogado, quien me ha aconsejado que tomara unas acciones u otras. En ninguno de los dos casos, he cuestionado sus diagnósticos ni sus soluciones, aun a sabiendas de que ni la medicina ni la legislación son ciencias exactas. Sin embargo... ¿por qué no sucede esto con los maestros?
No hay más que ver dos de los debates más candentes que se están dando en la actualidad relacionados con la educación para darse cuenta de qué hablo. Me refiero al tema de la jornada continua y al de la regulación de los deberes. Buscad artículos y opiniones al respecto. Leedlas atentamente. ¿Encontráis declaraciones de algún maestro? ¿Alguien se preocupa de conocer qué pensamos los profesionales de la docencia acerca de uno u otro tema antes de tomar un posicionamiento determinado? En la mayoría de los casos, no.
No voy a expresar aquí mi opinión ni de un tema ni de otro. Quien quiera saberla, que me pregunte directamente. Lo que me interesa es compartir es la conclusión que yo alcanzo tras reflexionar sobre la situación actual...
Tanto en un caso como en el otro, tengo la desagradable sensación de que la mayoría de las familias usan como único criterio su propia comodidad a la hora de decidir. Eso sí, camuflada tras eufemismos como "conciliación familiar" u similares, porque la triste realidad es que muchos son incapaces (o, simplemente, no tienen ganas) de enfrentarse a sus hijos, de pelear con ellos para conseguir que hagan lo que deben, de señalarles límites y marcar normas. Los mismos que quieren la jornada continua y piden que se prohíban los deberes escolares por ley, apuntan a sus hijos a cuantas actividades extraescolares pueden por tal de mantenerlos ocupados y que no estén en casa. No es así en todos los casos, obviamente, no me gustan las generalizaciones. Pero es lo que veo en la mayoría de los casos.
No sé si esto tiene visos de cambiar. Ojalá sea así. Pero, francamente, no creo que esto vaya a suceder próximamente. Es más, me temo que la cosa todavía va a ir a peor...
No hay más que ver dos de los debates más candentes que se están dando en la actualidad relacionados con la educación para darse cuenta de qué hablo. Me refiero al tema de la jornada continua y al de la regulación de los deberes. Buscad artículos y opiniones al respecto. Leedlas atentamente. ¿Encontráis declaraciones de algún maestro? ¿Alguien se preocupa de conocer qué pensamos los profesionales de la docencia acerca de uno u otro tema antes de tomar un posicionamiento determinado? En la mayoría de los casos, no.
No voy a expresar aquí mi opinión ni de un tema ni de otro. Quien quiera saberla, que me pregunte directamente. Lo que me interesa es compartir es la conclusión que yo alcanzo tras reflexionar sobre la situación actual...
Tanto en un caso como en el otro, tengo la desagradable sensación de que la mayoría de las familias usan como único criterio su propia comodidad a la hora de decidir. Eso sí, camuflada tras eufemismos como "conciliación familiar" u similares, porque la triste realidad es que muchos son incapaces (o, simplemente, no tienen ganas) de enfrentarse a sus hijos, de pelear con ellos para conseguir que hagan lo que deben, de señalarles límites y marcar normas. Los mismos que quieren la jornada continua y piden que se prohíban los deberes escolares por ley, apuntan a sus hijos a cuantas actividades extraescolares pueden por tal de mantenerlos ocupados y que no estén en casa. No es así en todos los casos, obviamente, no me gustan las generalizaciones. Pero es lo que veo en la mayoría de los casos.
No sé si esto tiene visos de cambiar. Ojalá sea así. Pero, francamente, no creo que esto vaya a suceder próximamente. Es más, me temo que la cosa todavía va a ir a peor...
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