jueves, 1 de mayo de 2014

LA COMPETENCIA DIGITAL DE LOS DOCENTES: CLAVE EN NUESTROS DÍAS

                                              * Imagen tomada de docente2punto0.blogspot.com

Supongo yo que a estas alturas a ningún docente (activo o aspirante a ello) le quedarán dudas de que los medios tecnológicos van a ser nuestros fieles compañeros en estos próximos años. Me sorprende, sin embargo, descubrir cómo todavía los hay que se resisten a aceptarlo. Personalmente, me indigna bastante que docentes jóvenes, con una larga trayectoria de muchos años de docencia en activo por delante, y unas cuantas generaciones de alumnos en los que dejar su huella, no solamente renieguen de la tecnología, sino que no hagan absolutamente nada por formarse, prepararse y estar a la altura de lo que la sociedad actual nos demanda. En fin, poco puedo hacer yo para poner remedio a esto...

Sin embargo, lo que sí está en mi mano es evaluarme yo mismo, analizar mi competencia digital, detectar aquellos puntos débiles y formarme en aquellos ámbitos en los que lo necesite. Para ello, he utilizado una rúbrica, la cual se puede encontrar en el siguiente enlace (sutilmente, aprovecho para animar a todos los docentes que puedan leer esta entrada del blog a que os evaluéis en vuestra competencia digital):
Rúbrica autoevaluación competencia digital docentes

Bueno, llegados a este punto... ¿qué pasa conmigo? Honestamente, creo que no salgo del todo malparado en esta autoevaluación. Creo que soy un usuario bastante activo y con un conocimiento aceptable de las nuevas tecnologías, centrándome, claro está, en lo que se refiere a su aplicación en el mundo educativo. Sin embargo, como esto me aporta poco y quedarme ahí no me ayudaría nada a mejorar me práctica docente, sí que quiero señalar dos aspectos fundamentales que he detectado que tengo margen de mejora. No son los únicos, evidentemente, pero prefiero señalar solamente un par de "áreas de mejora" para no ser excesivamente ambiciosos y terminar por no mejorar apenas nada.

En primer lugar, compruebo que, como usuario, soy más bien pasivo. Me explico. Dejando aparte las redes sociales que frecuento (Facebook, Twitter...), en las cuales sí que suelo publicar bastante contenido, no utilizo apenas recursos para crear o producir mis propios materiales. Es más, gracias a los MOOC que he realizado últimamente, estoy conociendo herramientas que ni siquiera sabía que existían, las cuales podrían ser muy útiles bien para generar materiales de apoyo a mis clases, bien para que mis alumnos empiecen a usarlas.

En segundo lugar, uniéndolo con este último pensamiento del párrafo anterior, creo que el uso de las nuevas tecnologías queda restringido todavía a mí, como apoyo a la docencia, o mejor dicho, como herramienta de gestión. Pero no lo he sabido todavía trasladar al aula. Éste es mi gran reto para los próximos cursos. Me gustaría, poco a poco, pero sin pausa, empezar a introducir diferentes elementos tecnológicos en el aula, de manera que el alumnado sea agente activo en su uso. Pero no quisiera hacerlo de cualquier manera. Tengo claro que el uso de las tecnologías no puede ser un fin en sí mismo y ya publiqué una entrada en este blog con mi opinión al respecto (http://maestroenredado.blogspot.com.es/2014/02/tic-en-educacion-un-fin-o-un-medio.html). Al mismo tiempo que descubro nuevos recursos, quiero conocer también nuevas metodologías que hagan que el uso de esas tecnologías tenga un sentido, que convierta el aprendizaje en algo realmente significativo...

En conclusión, para esto sirve realizar una autoevaluación. Yo ya tengo claros algunos aspectos en los que puedo mejorar (y también tengo claro que hay muchísimos más). ¿Os atrevéis vosotros también a autoevaluaros?

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