* Imagen tomada de evaluacionelquinteto.blogspot.com
En varias entradas anteriores, en este mismo blog, había hablado de la necesidad de llevar a cabo una serie de cambios en nuestra forma de enseñar. La escuela de hoy está obsoleta, no conecta con las demandas de la sociedad y tampoco motiva a nuestro alumnado. Esa es una realidad en la que vivimos, nos guste más o nos guste menos, aunque muchos profesionales de este sector no quieran reconocerlo. Mis análisis y propuestas se habían centrado, hasta ahora, en la importancia del cambio metodológico, en adaptar nuestra forma de enseñar a los tiempos que corren y desterrar rutinas del pasado. Es cierto que éste es un punto crítico en esa revolución pedagógica que demando, pero también es verdad que se ha avanzado mucho en este aspecto, y es muy fácil encontrar experiencias de innovación en todos (o casi) los centros que uno visita. Sin embargo, pienso que el aspecto donde menos se ha avanzado, y por tanto, en el que hace falta profundizar mucho es en el proceso de evaluación.
A raíz del MOOC sobre Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) que he realizado recientemente, he diseñado una encuesta sobre la evaluación en los centros docentes. Me gustaría aclarar que dicha encuesta, que puedes ver en el siguiente enlace (Yo evalúa, tú evalúas... ¿pero cómo lo hago?) fue elaborada íntegramente por mí a través de Google Drive, y al ser la primera vez que propongo una experiencia de este tipo, hubo algunos errores en la aplicación de la misma que fui corrigiendo paulatinamente, a medida que me los iban comunicando. No sé si las preguntas que realizo serán las más adecuadas, si están bien planteadas o si cubren todos los aspectos relevantes de un proceso fundamental en el ámbito educativo. En cualquier caso, a partir de las numerosas respuestas recibidas (agradezco a todos aquellos que han respondido el tiempo que han dedicado a ello) he intentado extraer unas conclusiones y extrapolarlas para el conjunto del proceso, aunque puede que esté equivocado. De ser así, estaría encantado de que esta entrada en el blog generara en todos los docentes que lo lean cierta reflexión y, porqué no, también un debate entre nosotros.
En primer lugar, los docentes reconocen que en la evaluación de su alumnado se contemplan varios elementos como conceptos, procedimientos, actitudes, trabajo individual y en equipo e, incluso, las competencias básicas. Sin embargo, se afirma de forma unánime que, de todos los elementos que se tienen en cuenta a la hora de evaluar, los conceptos es el que tiene un mayor peso porcentual a la hora de determinar la calificación final de la asignatura. Esto implica que, en nuestro actual sistema educativo, sigue premiándose de forma importante la capacidad de reproducir datos dados anteriormente por el profesor, con lo cual, lo más posible es que la metodología usada principalmente en el aula siga siendo la tradicional, o como la hemos llamado en otra entrada de este blog, de las 3P (presentación, práctica y prueba). Por otra parte, el profesorado que ha respondido la encuesta afirma que conoce diferentes herramientas que se podrían aplicar en la evaluación (nombrando principalmente las rúbricas, los diarios de clase, el portfolio...), aunque también reconocen que no las usan habitualmente.
Por lo tanto, cabe concluir que también se han realizado avances en lo que se refiere a innovación en el proceso de evaluación. En este sentido, me consta que los centros están haciendo verdaderos esfuerzos en dar al profesorado una formación adecuada para conocer nuevos recursos y aprender a aplicarlos sistemáticamente. ¿Porqué no se está llevando a cabo? Seguramente, el miedo al cambio sea un factor importante, pero no lo es menos las pocas facilidades que se nos ofrece para ello desde las diferentes administraciones educativas. Cuando se empeñan en programar evaluaciones externas periódicas, muchas de ellas realizadas sin ningún control por parte de nadie (como es el caso de la Comunidad Valenciana), las cuales tienen como propósito final comparar los resultados de unos centros con otros, sin tener para nada en cuenta las distintas variables que pueden influir en los mismos, y establecer un "ránking" de centros, lo que están favoreciendo es justamente todo lo contrario de lo que venimos demandando. Esperemos que algún día, alguien con sentido común ponga orden en todo este desbarajuste.
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