No sé qué sucede en otras comunidades autónomas, pero en la Comunidad Valenciana cada dos por tres está en la calle el debate acerca de si se debe implantar en los colegios la jornada continua. No es mi intención tomar parte aquí por un tipo de jornada u otra, ni por supuesto, presentar mis argumentos a favor o en contra de ninguna de ellas. Obviamente, tengo mi propia opinión, y me decanto por una, pero como no represento ninguna voz autorizada al respecto, creo que mi postura es totalmente irrelevante.
Ahora bien, dado que este debate está a la orden del día, llevo un tiempo documentándome con el objetivo de que mi decisión pueda estar lo más fundamentada posible. He leído informes de todo tipo; he contrastado opiniones tanto en un sentido como en otro; he analizado datos estadísticos y resultados académicos que avalan tanto una postura como la otra; he escuchado charlas y experiencias de personas que defienden una y otra opción... Y, de este modo, he llegado a esta primera conclusión: no hay ningún estudio concluyente, ningún dato determinante, ninguna experiencia definitiva... que sirva para terminar de una vez por todas con esta eterna cuestión. Y siguiendo con una línea de pensamiento analítico, he alcanzado también esta segunda conclusión, derivada de la primera: ni la jornada partida es el centro de todos los males que aquejan a nuestro sistema educativo, ni la jornada continua es la panacea (y, lo mismo se puede decir al contrario).
Alcanzadas pues estas conclusiones, debo confesar que este debate ya me resulta cansino y me aburre. Me parece que se trata de una cuestión irresoluble, en la que nadie es poseedor de la verdad definitiva, pero de la que todo el mundo tiene su particular opinión. Y dado que no hay pruebas determinantes de que ninguna de las opciones es la más adecuada, las ideas que cada cual expresa al respecto son absolutamente subjetivas, basadas principalmente en la situación personal de cada uno, sus vivencias y experiencias. Es decir, no hay manera de que nadie convenza a nadie, porque todos tienen sus razones. Fin del debate.
Como profesional de la docencia, lo que me resulta más triste es que la comunidad educativa en particular, y la sociedad española en general, dedique tanto tiempo a debatir sobre esta cuestión. Ya sabemos que ninguna de las dos opciones va a ser la panacea que nos ayude a mejorar la educación de nuestros jóvenes. Entonces, ¿porqué el tema vuelve a estar candente periódicamente? Tengo claro que la administración educativa es quién aviva la polémica, y que los medios de comunicación afines la amplian (y distorsionan, generalmente) en uno u otro sentido, según les convenga. Forma parte de esa absurda guerra en la que nuestros políticos han convertido la educación en nuestro país. Puedo entender que las familias de nuestros alumnos se interesen y preocupen por el tema, y tomen partido por una u otra opción, porque a fin de cuentas, afecta mucho a cómo organizar sus vidas. Pero no me gusta que los docentes caigan en esta trampa y pierdan tiempo debatiendo tanto sobre este asunto, aunque, por otra parte, es muy lógico porque muchos de nosotros también somos padres, y porque también afecta a nuestro horario laboral.
Lo que a mí me gustaría es que el debate educativo se centrara en otras cuestiones, a mi modo de ver, mucho más importantes y que sí podrían ayudar realmente a mejorar la formación de nuestros alumnos, a que nuestras escuelas evolucionaran hacia un modelo mucho más acorde con las demandas y necesidades de la sociedad del siglo XXI, y, claro está, también a que los resultados académicos (eso que tanto preocupa a la administración educativa) mejoraran considerablemente con toda seguridad. ¿Porqué no estamos debatiendo sobre evaluación? ¿O sobre innovación educativa? ¿Qué tal si hablamos de metodologías, de agrupamientos, de inteligencias múltiples...? Hay cantidad de temas mucho más apasionantes y de mayor calado si se trata de mejorar la educación que ofrecemos en nuestras aulas, de los que se habla mucho menos de lo que se debería. Y esos son los temas que a mí me interesan.
Por mi parte, ésta es la última vez que me ocupo del tema de la jornada continua o partida, ni en este blog ni en discusiones vanas en foros y redes sociales. Que sea lo que Dios quiera (o la administración educativa, que en este caso, es quien decide).
Q bien lo has contado, lanzan la polémica dustren así nuestra atención d temas realmente importantes...y nosotros q? Nada, solo nos queda asumir sus decisiones estemos de acuerdo o no.
ResponderEliminarPolíticos...siempre ellos
Q bien lo has contado, lanzan la polémica dustren así nuestra atención d temas realmente importantes...y nosotros q? Nada, solo nos queda asumir sus decisiones estemos de acuerdo o no.
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