jueves, 22 de mayo de 2014

FINALIZANDO UN PROYECTO: LA RED DE APRENDIZAJE Y UNA PROPUESTA DE INVESTIGACIÓN


Tarea 1 unidad 7 (red de aprendizaje) from Enrique Peidro Zaragoza

Uno de los momentos más importantes, bajo mi punto de vista, en la labor docente, consiste en la revisión y evaluación de la propia práctica educativa. Para cerrar el círculo iniciado sobre Aprendizaje Basado en Proyectos, toca ahora realizar ese feed back. Por ello, he empezado la entrada con una reflexión sobre las tres "esferas" que componen la red de aprendizaje de mi proyecto. Y debo decir, que me ha resultado muy útil plasmar mi reflexión en una imagen, un elemento muy visual, que me permite ver, en un simple vistazo, que la red de aprendizaje de este proyecto es, posiblemente, demasiado simple. Ahí tengo un primer elemento de mejora a introducir en próximas revisiones. Así pues, lo óptimo sería volver un par de pasos atrás, concretamente a la fase de la socialización rica, repensar las tareas propuestas y los agentes que pueden intervenir, e introducir dichas mejoras.

Donde veo menos problemas es en la difusión del proyecto. Gracias a mi Entorno Personal de Aprendizaje (PLE), estoy en contacto con numerosos docentes de toda España, y uso habitualmente varias herramientas a través de las cuales doy a conocer mis trabajos. Entre ellos, destaco el uso diario de Twitter, Facebook, Diigo, Procomún, Comunidades de Google, y, por supuesto, este blog. Esto, en lo que se refiere a la difusión virtual del proyecto, porque también pienso difundirlo en mi entorno más cercano. Generalmente, el colegio en el que trabajo organiza alguna jornada de buenas prácticas que me ayudan a dar conocer los trabajos que considero más interesante. Y también se hace a nivel de centros de la Institución Teresiana de toda España, con lo que llega a 19 colegios más, de toda la nación. Suficiente, ¿no?

Cambiando de tema, uno de los aspectos más motivadores de este MOOC ha sido descubrir cómo, una vez llegado al final del mismo, el aprendizaje no termina aquí. Nada más lejos de la realidad, como última tarea se nos propone diseñar un proyecto de investigación sobre la propia metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos. Aquí os dejo el mío, que espero que os parezca interesante:

 

lunes, 19 de mayo de 2014

LAS ESCUELAS: MARCO PERFECTO PARA LOS ABP


En mis últimas entradas vengo reflexionando sobre el Aprendizaje Basado en Proyectos. He planteado ya un proceso de trabajo para diseñar distintos proyectos, también he hablado de las ventajas e inconvenientes que puede plantear dicha metodología, y he avanzado en el diseño práctico de un proyecto en particular, de manera que ejemplifique el proceso de creación, puesta en práctica y evaluación del mismo. Ahora ha llegado el momento de dar un paso más.

Ha quedado claro, creo yo, que esta metodología favorece el desarrollo competencial del alumnado. Si bien no es la única, por lo que también sería muy conveniente incluir diferentes metodologías en la programación de aula de nuestros cursos. Pero... ¿tiene sentido que esto lo haga un profesor individualmente? ¿O debe ser una apuesta de todo el centro? Razonemos la respuesta.

Bajo mi punto de vista, la dirección del centro debe determinar qué pedagogía quiere que caracterice sus aulas. Aquel viejo refrán de "cada maestrillo tiene su librillo" está muy bien y se puede aplicar en determinas situaciones todavía hoy en día. Pero, en los tiempos que corren, con las actuales demandas de la sociedad en la que vivimos y la creciente competitividad entre centros (fomentada incluso desde las administraciones educativas), es más que conveniente tener una serie de rasgos que nos caractericen, algo que nos diferencie de los demás centros. Y cómo concebimos nuestra acción docente es, probablemente, uno de los más importantes. Por ello, hay que esforzarse mucho en conseguir una cierta unidad, la cual solamente se consigue implicando a todo el claustro.

Sin embargo, para ello, tampoco conviene lanzarse al vacío sin red. Una medida aconsejable puede ser animar a algún miembro (o varios) de ese claustro, que por capacidad y motivación sea indicado para ello, a realizar alguna "experiencia piloto". Y puede ser esta persona (o grupo de personas) quién, posteriormente y en base a la práctica real y su evaluación, se encargue de dinamizar la implantación de estas metodologías en el resto del centro, formando a sus compañeros, dando un marco teórico, guiando y acompañando todo el proceso de diseño y puesta en práctica, y favoreciendo una evaluación posterior, la cual sirva para la reflexión y la mejora. Sin duda, todo ello debe ser favorecido por la dirección del centro, la cual tiene como misión reservar tiempos y espacios para el trabajo, facilitar recursos, motivar al profesorado...

Tengo la suerte de trabajar en un centro que tiene esta política. He intentado reflejar en un análisis DAFO las condiciones que reúne el colegio José Arnauda (Alcoy) para implantar este tipo de metodología. Os dejo aquí una tabla con este análisis:


Desde hace varios cursos, y no solamente para el tema del Aprendizaje Basado en Proyectos, estamos llevando a cabo todas estas medidas que he descrito anteriormente. Y, los resultados, sinceramente, se notan.

martes, 13 de mayo de 2014

EVALUANDO UN PROYECTO DE APRENDIZAJE

Una parte fundamental de un proyecto de trabajo es la evaluación. Sin embargo, parece ser el aspecto en el que menos se ha evolucionado. En anteriores entradas de este blog he ido desgranando las diferentes fases de diseño de un proyecto de aprendizaje. A continuación, os presento las diferentes herramientas que voy a usar para su evaluación, tanto en lo que se refiere al alumnado, como a la evaluación del propio proyecto:


Tarea 2 unidad 5 #ABP_mooc (evaluación del proyecto) from Enrique Peidro Zaragoza


Y, por último,  os dejo a continuación una línea del tiempo con los elementos que voy a evaluar y en qué momento lo voy a hacer:


 

lunes, 12 de mayo de 2014

EVALUANDO LA EVALUACIÓN

                                 * Imagen tomada de evaluacionelquinteto.blogspot.com

En varias entradas anteriores, en este mismo blog, había hablado de la necesidad de llevar a cabo una serie de cambios en nuestra forma de enseñar. La escuela de hoy está obsoleta, no conecta con las demandas de la sociedad y tampoco motiva a nuestro alumnado. Esa es una realidad en la que vivimos, nos guste más o nos guste menos, aunque muchos profesionales de este sector no quieran reconocerlo. Mis análisis y propuestas se habían centrado, hasta ahora, en la importancia del cambio metodológico, en adaptar nuestra forma de enseñar a los tiempos que corren y desterrar rutinas del pasado. Es cierto que éste es un punto crítico en esa revolución pedagógica que demando, pero también es verdad que se ha avanzado mucho en este aspecto, y es muy fácil encontrar experiencias de innovación en todos (o casi) los centros que uno visita. Sin embargo, pienso que el aspecto donde menos se ha avanzado, y por tanto, en el que hace falta profundizar mucho es en el proceso de evaluación.

A raíz del MOOC sobre Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) que he realizado recientemente, he diseñado una encuesta sobre la evaluación en los centros docentes. Me gustaría aclarar que dicha encuesta, que puedes ver en el siguiente enlace (Yo evalúa, tú evalúas... ¿pero cómo lo hago?) fue elaborada íntegramente por mí a través de Google Drive, y al ser la primera vez que propongo una experiencia de este tipo, hubo algunos errores en la aplicación de la misma que fui corrigiendo paulatinamente, a medida que me los iban comunicando. No sé si las preguntas que realizo serán las más adecuadas, si están bien planteadas o si cubren todos los aspectos relevantes de un proceso fundamental en el ámbito educativo. En cualquier caso, a partir de las numerosas respuestas recibidas (agradezco a todos aquellos que han respondido el tiempo que han dedicado a ello) he intentado extraer unas conclusiones y extrapolarlas para el conjunto del proceso, aunque puede que esté equivocado. De ser así, estaría encantado de que esta entrada en el blog generara en todos los docentes que lo lean cierta reflexión y, porqué no, también un debate entre nosotros.

En primer lugar, los docentes reconocen que en la evaluación de su alumnado se contemplan varios elementos como conceptos, procedimientos, actitudes, trabajo individual y en equipo e, incluso, las competencias básicas. Sin embargo, se afirma de forma unánime que, de todos los elementos que se tienen en cuenta a la hora de evaluar, los conceptos es el que tiene un mayor peso porcentual a la hora de determinar la calificación final de la asignatura. Esto implica que, en nuestro actual sistema educativo, sigue premiándose de forma importante la capacidad de reproducir datos dados anteriormente por el profesor, con lo cual, lo más posible es que la metodología usada principalmente en el aula siga siendo la tradicional, o como la hemos llamado en otra entrada de este blog, de las 3P (presentación, práctica y prueba). Por otra parte, el profesorado que ha respondido la encuesta afirma que conoce diferentes herramientas que se podrían aplicar en la evaluación (nombrando principalmente las rúbricas, los diarios de clase, el portfolio...), aunque también reconocen que no las usan habitualmente.

Por lo tanto, cabe concluir que también se han realizado avances en lo que se refiere a innovación en el proceso de evaluación. En este sentido, me consta que los centros están haciendo verdaderos esfuerzos en dar al profesorado una formación adecuada para conocer nuevos recursos y aprender a aplicarlos sistemáticamente. ¿Porqué no se está llevando a cabo? Seguramente, el miedo al cambio sea un factor importante, pero no lo es menos las pocas facilidades que se nos ofrece para ello desde las diferentes administraciones educativas. Cuando se empeñan en programar evaluaciones externas periódicas, muchas de ellas realizadas sin ningún control por parte de nadie (como es el caso de la Comunidad Valenciana), las cuales tienen como propósito final comparar los resultados de unos centros con otros, sin tener para nada en cuenta las distintas variables que pueden influir en los mismos, y establecer un "ránking" de centros, lo que están favoreciendo es justamente todo lo contrario de lo que venimos demandando. Esperemos que algún día, alguien con sentido común ponga orden en todo este desbarajuste.

jueves, 8 de mayo de 2014

DISEÑANDO UN PROYECTO (III): ACTIVIDAD, ARTEFACTO Y HERRAMIENTA

En esta tercera fase de diseño de un proyecto, descubro un nuevo concepto en el ámbito educativo: "artefacto". Llegados a este punto, se trata de incluir qué herramientas TIC pueden añadir valor al mismo, pero desde una base muy importante: las TIC no son un fin, sino un medio. Por ello, en primer lugar es muy importante definir qué actividades vamos a realizar para propiciar el aprendizaje; en segundo lugar, concretaremos qué "artefacto" va a producir esa actividad. Es decir, llamaremos artefacto a un producto final elaborado por el alumnado tras esa actividad, visible y evaluable. Y, por último, pensaremos qué herramientas podemos proporcionar al alumnado para que realicen esa actividad y elaboren ese artefacto.

Por tanto, el siguiente paso a dar para el diseño definitivo del proyecto consiste en enumerar las actividades que se van a realizar a lo largo del mismo, y relacionarlas con el artefacto que producen y con las herramientas que se utilizarán para ello. En la siguiente tabla se desarrolla todo lo que se va a realizar en la fase de desarrollo, ya que es la que recae sobre el alumnado, y por tanto, en la que ha puesto un mayor acento:

También he realizado una sencilla infografía, a través de la cual pretendo resumir las herramientas TIC que voy a usar a lo largo de todo el proyecto. En este caso, sí que he incluido la fase inicial de diseño, y la fase final de difusión:

Y ahora... ¡es un buen momento para revisar el prototipo de proyecto! Este tercer momento me ha servido para madurar más la propuesta inicial que hice, la cual quedaba de la siguiente forma:

Así pues, ha llegado el momento de ser crítico y tratar de mejorar el proyecto. Fundamentalmente, los puntos débiles del mismo los encuentro en la fase de desarrollo y en el producto final, ya que, después de darle varias vueltas al mismo, he introducido diversos cambios que, pienso, pueden ayudar a enriquecerlo. De este modo, el prototipo del proyecto quedaría de la siguiente forma:


jueves, 1 de mayo de 2014

LA COMPETENCIA DIGITAL DE LOS DOCENTES: CLAVE EN NUESTROS DÍAS

                                              * Imagen tomada de docente2punto0.blogspot.com

Supongo yo que a estas alturas a ningún docente (activo o aspirante a ello) le quedarán dudas de que los medios tecnológicos van a ser nuestros fieles compañeros en estos próximos años. Me sorprende, sin embargo, descubrir cómo todavía los hay que se resisten a aceptarlo. Personalmente, me indigna bastante que docentes jóvenes, con una larga trayectoria de muchos años de docencia en activo por delante, y unas cuantas generaciones de alumnos en los que dejar su huella, no solamente renieguen de la tecnología, sino que no hagan absolutamente nada por formarse, prepararse y estar a la altura de lo que la sociedad actual nos demanda. En fin, poco puedo hacer yo para poner remedio a esto...

Sin embargo, lo que sí está en mi mano es evaluarme yo mismo, analizar mi competencia digital, detectar aquellos puntos débiles y formarme en aquellos ámbitos en los que lo necesite. Para ello, he utilizado una rúbrica, la cual se puede encontrar en el siguiente enlace (sutilmente, aprovecho para animar a todos los docentes que puedan leer esta entrada del blog a que os evaluéis en vuestra competencia digital):
Rúbrica autoevaluación competencia digital docentes

Bueno, llegados a este punto... ¿qué pasa conmigo? Honestamente, creo que no salgo del todo malparado en esta autoevaluación. Creo que soy un usuario bastante activo y con un conocimiento aceptable de las nuevas tecnologías, centrándome, claro está, en lo que se refiere a su aplicación en el mundo educativo. Sin embargo, como esto me aporta poco y quedarme ahí no me ayudaría nada a mejorar me práctica docente, sí que quiero señalar dos aspectos fundamentales que he detectado que tengo margen de mejora. No son los únicos, evidentemente, pero prefiero señalar solamente un par de "áreas de mejora" para no ser excesivamente ambiciosos y terminar por no mejorar apenas nada.

En primer lugar, compruebo que, como usuario, soy más bien pasivo. Me explico. Dejando aparte las redes sociales que frecuento (Facebook, Twitter...), en las cuales sí que suelo publicar bastante contenido, no utilizo apenas recursos para crear o producir mis propios materiales. Es más, gracias a los MOOC que he realizado últimamente, estoy conociendo herramientas que ni siquiera sabía que existían, las cuales podrían ser muy útiles bien para generar materiales de apoyo a mis clases, bien para que mis alumnos empiecen a usarlas.

En segundo lugar, uniéndolo con este último pensamiento del párrafo anterior, creo que el uso de las nuevas tecnologías queda restringido todavía a mí, como apoyo a la docencia, o mejor dicho, como herramienta de gestión. Pero no lo he sabido todavía trasladar al aula. Éste es mi gran reto para los próximos cursos. Me gustaría, poco a poco, pero sin pausa, empezar a introducir diferentes elementos tecnológicos en el aula, de manera que el alumnado sea agente activo en su uso. Pero no quisiera hacerlo de cualquier manera. Tengo claro que el uso de las tecnologías no puede ser un fin en sí mismo y ya publiqué una entrada en este blog con mi opinión al respecto (http://maestroenredado.blogspot.com.es/2014/02/tic-en-educacion-un-fin-o-un-medio.html). Al mismo tiempo que descubro nuevos recursos, quiero conocer también nuevas metodologías que hagan que el uso de esas tecnologías tenga un sentido, que convierta el aprendizaje en algo realmente significativo...

En conclusión, para esto sirve realizar una autoevaluación. Yo ya tengo claros algunos aspectos en los que puedo mejorar (y también tengo claro que hay muchísimos más). ¿Os atrevéis vosotros también a autoevaluaros?